Shruti Suttatti (Pune, India) es una artista que desarrolla su práctica entre su ciudad de origen y el Reino Unido. Realizó un Máster en Cerámica en Bath Spa University (MA Fine Art – Ceramics), etapa en la que participó en las muestras de posgrado del campus de Locksbrook. Su registro público muestra producción y procesos documentados en Pune, con un enfoque sostenido en piezas murales y contenedores escultóricos.
Lo primero que se percibe en la obra de Suttatti es una escucha meticulosa de la materia. El barro no se somete: se explora. La artista articula volúmenes por acumulación y repetición —gránulos, cordones, celdillas, alveolos— que evocan morfologías biológicas sin nombrarlas: coral, nido, membrana, corteza. Ese léxico táctil le permite construir piezas de presencia silenciosa, casi respiratoria, donde la luz rasante activa microrelieves y hace oscilar la lectura entre objeto y paisaje
El proceso es celular: una pieza crece por capas y unidades mínimas de gesto. Añadir, suturar, perforar, repetir. No es capricho formal: es metodología de pensamiento. Cada módulo es un latido; el conjunto, una topografía. De ahí la cualidad inmersiva de sus obras murales y de sus contenedores escultóricos, “interiores” más que vasijas: cavidades habitables por la mirada. En su práctica aparecen trabajos de larga duración en los que el tiempo coautor transforma la obsesión productiva en respiración, desplazando el ruido mental hacia orden material y ritmos manuales sostenidos.
Fósiles del presente: textura, poro y silencio
La obra se afirma en gres crudo y blancos mates: superficies sin brillo que privilegian huella y poro. Más que imitar la naturaleza, la hace resonar: crecimiento direccional, variación mínima, simetrías rotas. Piezas que parecen halladas activan la mirada con encuadres cercanos y escalas ambiguas. Técnica como sintaxis, textura como fraseo: cuidar la forma, ordenar la ansiedad en ritmo y gesto.
Materialmente, predomina el gres en gamas crudas o blancos mates. Los acabados rehúyen el brillo y privilegian huella y poro. El resultado es el de “fósiles del presente”: objetos que parecen hallados, no fabricados. No hay mímesis de la naturaleza, hay resonancia con sus reglas —redundancia, variación mínima, crecimiento direccional, simetrías rotas— para producir formas plausibles. La documentación acompaña esta lectura con encuadres cercanos, énfasis en bordes y ambigüedad de escala para activar el cuerpo del espectador.
Situada en la conversación contemporánea de la cerámica escultórica, Suttatti opera donde la técnica deja de ser fin utilitario y se vuelve sintaxis: la textura como fraseo, la repetición como puntuación y el vacío como respiración. Su obra propone una ética de atención: mirar lento, tocar con los ojos, aceptar que la forma vive en el límite entre lo que crece y lo que se quiebra. Allí, el hacer deviene también cuidado: un proceso de autogestión de la ansiedad que se convierte en método, donde el caos interior se ordena en material, ritmo y gesto.
